¿Se pudo “pronosticar” esta crisis sanitaria?

Si y no. Eso es lo que podemos deducir, aunque si podemos pedir nuestras más sinceras disculpas a muchas/os compañeras/os que nos estaban advirtiendo mediante preguntas sus inquietudes ante unas extrañas combinaciones de cartas (amén de otras predicciones usando otros métodos de adivinación) que no correspondían en mucho a lo que se le preguntaba al augur.

Y es que se manifestaba, una y otra vez, unas combinaciones y visiones poco legibles durante las sesiones en las que se debía atender al cliente en cuestiones diversas de su vida. Incluso entre nuestras preguntas detectamos una serie de patrones que parecían repetirse pero, que al ser en diversos campos vitales (de la vida del consultante), obviamos por parecer que eran más bien errores en la traducción de esa premonición.

No nos dábamos cuenta en ese momento. Estamos tan metidos en nuestra vorágine diaria que no atendíamos a esas “señales”, y sólo respondíamos a nuestros asociados con lacónicas frases como “posiblemente sea algo que se deba interpretar como una respuesta negativa” o “eso seguro que es porque la persona estaba pensando en otra cosa durante la pregunta”. Poco nos temíamos que, al ser tantas y tantos los compañeros que nos escribían, algo más había.

Las combinaciones, además, al ser traducidas a los clientes como respuestas negativas ante lo que solicitaban saber, en algunos casos, chocaba con los pasos que la realidad le marcaban hacia esa meta. Por esa razón, en los últimos meses, había una serie de “fallos” que parecían provocarse en tromba entre centenares de profesionales, y que los clientes calificaban como “malos profesionales” a quienes daban estas extrañas respuestas. Durante las ultimas semanas, además, parecían que las predicciones no tenían base alguna, como si algo no fuera bien, pero no eran interpretadas como señales de algo mayo. No se podía pensar conscientemente que se avecinaba un hecho con repercusión a casi toda la humanidad. Y ese fue el error: racionalizar la respuesta. Algo iba a pasar, y trascendía las preguntas realizadas. Pero nosotros sólo veíamos eso, las preguntas, no esas respuestas.

Por ello reiteramos nuestras disculpas a todos/as nuestros profesionales asociados, ya que no supimos dar respuesta coherente ante una señal tan grande, dejándonos llevar por la razón antes que por la intuición, y midiendo con un mismo rasero todas las solicitudes de aclaraciones que nos enviasteis.